lunes, 17 de diciembre de 2012

No eres Alicia todavía.


Dicen que es la varita mágica la que lo elige a uno.

Y el viejo Ollivander me vendió esta:



Largo: 30.5 cm
Madera: Serbal
Centro: Pluma de fénix
Flexibilidad: ligeramente elástica

Serbal

La madera de serbal siempre ha sido muy deseada para las varitas por su reputación de ser más protectora que ninguna otra. En mi experiencia hace que todo tipo de encantos defensivos sean especialmente fuertes y difíciles de romper. Se suele decir que ningún mago oscuro o ninguna bruja oscura ha poseído jamás una varita de serbal, y yo no recuerdo un solo caso en que una de mis propias varitas de serbal haya cometido hechos malvados. El serbal se lleva mejor con aquellos de mente clara y de corazón puro. Sin embargo, esta reputación no debería engañar a nadie, puesto que estas varitas son iguales que cualquier otra, a menudo incluso mejores, y frecuentemente son mejores que otras en duelos. Otra certeza que he descubierto durante mis largos años de estudios es que los dueños de saúco casi siempre sienten una poderosa afinidad con los elegidos por el saúco.

Fénix

Este es el tipo de centro más raro. Las plumas de fénix pueden producir una amplia gama de efectos mágicos, aunque pueden tomarse más tiempo que las varitas de unicornio o de dragón para mostrarlo. Son las que tienen una mayor iniciativa, a veces actúan independientemente, una cualidad que a muchos magos y brujas no les gusta nada.

Las varitas de pluma de fénix son siempre las más quisquillosas a la hora de escoger un dueño, puesto que la criatura de la que han salido es una de las más independientes y distantes del mundo. Estas varitas son las más difíciles de dominar y personalizar, y su fidelidad es difícil de conseguir.

martes, 11 de diciembre de 2012

Si total... a quién le importa la trata?

Aunque no lo podría resumir en una palabra, creo que la que más se acerca es desconsuelo. Me siento desconsolada, completamente abatida, indignada con una justicia corrupta y sucia, hambrienta de dinero y de poder, metida hasta las putas manos con el negocio de los poderosos que se ven y los que no se ven también. Estoy furiosa con la justicia tucumana, con la intransigencia del poder ejecutivo en la cara de Alperovich, con la crueldad de todos los que sistemáticamente cierran los ojos ante una realidad evidente.
Y nosotros, ilusos, que pensábamos que a esos hijos de re mil puta le iban a dar la pena máxima, una sentencia ejemplar para la punta del iceberg que es la trata de personas, sobre todo en esas provincias pobres y las fronterizas del norte. Y nosotros esperábamos festejar de corazón junto a Susana Trimarco, como una forma inútil pero significativa de reconfortarla después de estos diez años de lucha ininterrumpida. Y esperamos demasiado. Esperamos 130 testigos, esperamos diez meses, esperamos que los jueces miren con cara de incredulidad a los imputados cuando defendían su rubro como whiskeria y no burdel.
Tal vez esperamos demasiado. Tal vez hay gente que no merece llegar a lugares tan influyentes, tal vez, y solo tal vez, habría que hacerles notar que ellos también están siendo un poco putas en este momento, aceptando dinero a cambio de hacer lo que sus clientes quieren. Tal vez un retrato de sus propias madres o de sus esposas o sus hijas, inoportuna idea tardía, pueda haberlos hecho recapacitar en un momento. Pero no. La corrupción que corre por sus venas no les permitió recordar que nacieron de un puto útero, que fue una mujer quien los crió y que ellos mismos disfrutan de la libertad y del sexo.
Y no se trataba de su propia comprensión, tuvieron en frente testimonios desgarradores, chicas que habían sido liberadas por la lucha a pulmón de esa mujer que no dudó en acusar a las familias más poderosas del feudo de Tucuman, desenmascarar negocios en La Rioja, en Buenos Aires y en España. Si total eran putas, ¿y a quién le importan las putas? El grado de cinismo, la falta de respeto a la sociedad toda, la falta de justicia en sus decisiones es increíble.
Estoy hablando de ustedes, Alberto César Piedrabuena, Emilio Andrés Herrera Molina y Eduardo Antonio Romero Lascano. Los hijos de puta de turno. Los que nos dejaron desamparadas en un simple acto, con una simple palabra, a todas y cada una de las mujeres argentinas.
Lo que ustedes hicieron esta tarde fue entregarnos a todas a las fauces del lobo. El lobo, hoy, está festejando, el gran lobo puede seguir secuestrando, torturando, esclavizando, explotando, violando y vendiendo mujeres GRACIAS A USTEDES.

Hoy más que nunca TODAS somos Marita Verón. Desde este blog, desde donde estoy parada sumo mi voz al BASTA general. Basta de trata de personas, basta de injusticia, basta de corrupción.


domingo, 9 de diciembre de 2012

El laberinto que empieza y termina en mí.

Soy un laberinto. Soy un laberinto complicado, lleno de espejos, de espinas, de rosas, de piedras, de palos, de árboles altos, de círculos y portales. Cada vez que me acerco a la salida una pared gira y estoy nuevamente donde empecé, donde había quedado la vez anterior. Ella, el final de mi recorrido, no se deja atrapar. No quiere caminar junto a mí porque sabe (y yo se que sabe) mucho más que yo.
Nació conmigo y hasta ahora no le conocí debilidad grande. Igual que yo, le gustan los chocolates, le duele que la gente sufra, y le molesta que yo haga estupideces.
Pero hace un tiempo se acercó peligrosamente a mí, y hasta me celebró un par de estupideces. Me la encontré cuando me duchaba, estaba bailando, sonreía y yo no entendía nada. No podía hablarme sin reírse, sin sonrojarse, sin sudar felicidad por cada uno de los poros de su alma incorpórea que a veces utiliza mi cuerpo para manifestarse. Yo trataba de calmarla, trataba de retarla pero ella seguía bailando y se alejaba y se acercaba dueña de ese laberinto que a mi me cuesta tanto atravesar. Me extendió una mano, me invitó a bailar y la seguí un ratito, me reí con ella y de ella mientras veía como no le importaba nada.
Le advertí que todo lo que haga ella me afectaba a mí y se puso seria el tiempo que su estado le permitía. Me dijo, vos siempre hiciste cosas que me afectaban a mí; le contesté que era mi vida, si a ella le afectaba era su problema.
Los anarquistas dicen que de los laberintos solo se sale por arriba. Yo digo que no, que los laberintos son divertidos, que hay que saber jugar para poder ganar. Ganar, en este caso, sería entenderla.
Este laberinto que sigo atravesando empieza y termina en mí.
En esta pasión que experimento cada vez que hago algo que me gusta,
en esta necesidad de superarme, de alcanzarla.
Esta fe ciega de saber que aunque me equivoque, estoy en el camino correcto.

Hacete fan :)