lunes, 30 de agosto de 2010

A maior flor do mundo.-



Que bonito sería sentir el mundo de esa manera, que lindo es poder erguirse más allá de todo, "más allá del mal, de las caídas", para ser lo que debas ser, o no ser nada. Qué linda la libertad y la esperanza, que linda es la vida, y qué pena dejarla.

¿Y si los libros infantiles fueran de lectura obligatoria para los adultos?
¿Seríamos realmente capaces de aprender lo que desde hace tanto tiempo venimos enseñando?
¿Tendríamos la fortaleza de defender nuestros ideales, sin revoluciones, sin sangre?
¿Estaríamos a la altura de las circunstancias cuando nos toque defender al otro?
¿Seríamos por fin felices si algun día nos animamos a serlo?

¿Creeríamos de verdad que lo escencial es invisible a los ojos?
¿Podríamos reconocer una rosa, la única rosa del mundo para nuestros ojos cuando está rodeada de miles casi iguales?
¿Podríamos caminar tranquilos por el sendero de la verdad y pasar una temporada suficiente en el castillo del silencio para poder quitarnos la armadura?

¿Qué tan capaces seríamos de ser honestos con nosotros mismos y con los que nos rodean?



José Saramago, nos dejaste un mundo entero por cambiar ...
y el corazón escrito en tinta y sangre.

jueves, 26 de agosto de 2010

Negra, siempre.

Mercedes Sosa, Negra, ¡cuánto extrañamos tu voz!
El compromiso con Latinoamérica, el más grande amor a la patria gigante, el desprecio al lujo, la sencillez del alma, la grandeza.

Una de las mujeres que más admiré en vida y aun hoy sigue "Honrando la vida" para mí.

"No...! Permanecer y transcurrir no es es perdurar, no es existir, ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser tanta conciencia sin saber,adormecida...
Merecer la vida, no es callar y consentir tantas injusticias repetidas...
Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida!
Eso de durar y transcurrir no nos dá derecho a presumir,porque no es lo mismo que vivir honrar la vida!
No...! Permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida!

Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir porque no es lo mismo que vivir honrar la vida!"










Negra, PRESENTE, todo latinoamérica no te olvidará JAMAS.

domingo, 22 de agosto de 2010

Fragmento nuevo.


-Upside Down, así pusiste mi mundo.-

Etérea, así le hubiera gustado ser. Sentirse todo el tiempo como se sentía cuando cerraba los ojos y al tacto y al oído esbozaba melodías en su violín. Le hubiera gustado ser menos mundana, menos vulnerable.
Esa tarde, que por fin tenía libre, había soltado El Trueno entre las Hojas, después de casi dos horas de tenerlo entre las manos, y se dirigía a la habitación de estudio para buscar el violín y las partituras cuando sonó el portero. Tres veces sonó.
Cambió el rumbo y preguntó quién estaba del otro lado.
-Joaquín,-respondió él.- y tengo sed.
Constanza hizo un balance instantáneo entre si bajar o no, la voz que escuchó no era de un niño, pero aún así tenía sed, por lo que le respondió que espere, sacó una botella de la heladera, cerró la puerta de su casa por fuera y llamó al ascensor.
Joaquín tenía una mochila verde y negra, una expresión cansada, los ojos azules, una palidez de muerte y estaba a punto de descompensarse pero tenía una sonrisa de gratitud insuperable. Ella pasó a través de la puerta cancel con la botella en una mano y la llave en la otra.
Sonriendo, destapó y le entregó la botella de medio litro llena de agua, que él tomo de una sola vez.
Cuando por fin pudo hablar, le agradeció el gesto, y le contó el por qué del insólito pedido: Le contó que era español y venía directamente de Porto Alegre, que le habían robado la billetera en el parque independencia la tarde anterior y que estaba vagando sin rumbo desde las 10 de la mañana, hora del check in del hostal. Tenía sed de casi doce horas y no comía desde la noche.
La desconfianza natural que le suscitó al principio fue superada por el instinto y la ética que le había inculcado años antes en la Cruz Roja. Ella sabía perfectamente que lo que estaba por hacer era muy peligroso en una ciudad grande, que podía estar mintiendo, pero decidió seguir la corazonada que le decía que, por lo menos, no era un mal tipo. Lo invitó a pasar.
Mientras él le contaba sobre sus peripecias del día, comiendo casi desaforadamente los pancitos de queso de la panadería de la esquina, ella entraba y salía de la cocina, poniendo la mesa detrás de él.
Cuando sonó el timer del microondas, él se calló y la miró, inquisitivo.
-En este momento,-le dijo ella- lo que querrás es un plato de tallarines con salsa y no pancitos de queso, ¿no?
Sorprendido, le respondió -Muero por cualquier cosa que tengas y no se como podré agradecerte esto.
-Sentate y comé, aprovechá que esta vez me salieron ricos.- Dijo ella con una sonrisa, sentándose en otra de las sillas con una pierna doblada debajo de la otra.
-Llamar a tu portero- Le diría Joaquín tiempo después,- fue mi instinto de aventurero: En mi noble corazón sabía que había una princesa que necesitaba ser rescatada en esta torre.
Sin embargo, estaba muy lejos de ser un caballero: Detrás de los ojos azules escondía una mirada melancólica, una sed en el alma, y una sonrisa pura que se manifestaba en todo su rostro. Tenía el encanto típico que ostentan todos los españoles, un tono simpaticón, era muy hablador pero sabía escuchar, tenía modales poco comunes y una facilidad sorprendente para los chistes espontáneos. Le gustaba mirar fijo, hablar mucho, reír otro tanto.

domingo, 15 de agosto de 2010

Yo, la que no entra en las estadísticas.


Ok, tengo que admitirlo. Soy ALGO fuera de serie. Rara, inclasificable. Ambigua.
No me adapto a ninguna postura social determinada, tampoco a ningun partido político.
Me siento desenfocada en la mayoría de los lugares. Como sapo de otro pozo.
Me gusta un rango tan amplio de música que ni siquiera exceptúo algun chamamé.
Me gusta la cultura, las culturas. Me gusta mi país, me gustan los países de los demas, me gustaría ser de todos lados y de mi República Independiente al mismo tiempo.

Me gusta la gente sencilla, me siento casi comoda con ella, pero me divierte muchisimo la gente complicada.
Odio a las taradas, pero me pasaría horas hablando con ellas, porque, segun mi filosofía "algo en el cerebro han de tener" y si no lo tienen, al menos son excelentes anecdotarios.
Me revienta la gente chusma, me revienta chusmear, que la gente me cuente ponsoñozamente cosas de otro.

Amo a mi país sobre casi todas las cosas, y lamento muchisimo que no haya mucha gente con quién compartir ese sentimiento. Admiro a Uruguay, admiro a Brasil y también a Paraguay. El terremoto me hizo dar cuenta que un país que detestaba pasó a ser Admirable, como Chile.
Amo latinoamérica. Sería feliz si algun día me dejaran conducir los designios de este lugar, y lo haría con las palabras y las manos mas honradas que pudiera.

Soy basicamente liberal, pero me sale lo conserva de algun rincón del alma. Aborrezco, por sobre todas las cosas la falta de cultura, y el desinterés por aprender todos los días.

Los chicos me gustan morochos, si, me encantan. Que sepan reirse y que usen ese conocimiento demasiado a menudo, pero que puedan ponerse serios en la medida justa. Que les guste pasar un rato acostados leyendo, que sean tranquilos, que no levanten la voz para hacerse escuchar. Que el propio peso de sus palabras infunda respeto.
Me gusta la gente con la que se puede hablar: Un justo equilibrio entre banalidad y profundidad.

Una persona que admiro profundamente es mi viejo. Tiene ese sentimiento de juventud que no se le deteriora con los años. Dice creer que está viejo, pero son arranques, la verdad es que la mayoría del tiempo cree tener 20 años. Tiene una inteligencia prodigiosa, es MUY poco pragmático, siempre se le ocurren boludeces para hacer, adora tener hobbies raros, los deportes -todos excepto el fútbol-, en la calle se cree Schummacher y cuando va a pie, Brad Pitt. Le gusta el metal, la zamba, la trova revolucionaria, Edith Piaff, Charles Aznavour, la murga para murgueros, la musica uruguaya en general, y el rock. No le cuesta lidiar, como a otros, con la tecnología. Cuanto más complejas son las cosas, mas le gustan.
De él heredé el gusto por la lectura y el desinterés por el protocolo. Lo amo muchísimo, creo que solo él sabe cuanto, porque de la misma manera nos ama, a Belu y a mí.

Tengo mis serias dudas de que exista Dios, pero pongo toda mi fe en que sea verdad. Siento indulgencia hacia todas las religiones pero no pertenezco a ninguna, Dios -si mi fe no está errada- es demasiado grande como para poder ser encasillado en una sola religión verdadera.

Odio a las taradas, odio ir de shopping. Odio las películas de Disney -las del rico que se enamora de la pobre y/o normal- pero no puedo evitar mirarlas TODAS.
Odio los cuentos de princesas, desde chiquitas nos hacen interesadas, no en buscar el verdadero amor, sino en mirar que ese verdadero amor sea alguien completamente cagado en guita. Me encanta el maquillaje y cualquier cosa que se parezca al arte. Odio ir al cine si no voy a ver una pelicula animada.

Odio los circos y los payasos. Amo la gente libre. Odio la gente libertina.

Mis amigos no sé con que criterio los elijo, pero me gusta mantenerlos. No se con que criterio me eligen, pero parece que les gusto cuando hablo, porque no me hacen callar muy a menudo.
Odio la gente mediatica, pero me encantaría ser famosa. Famosa por algo serio, sí, me encantaría ser escritora.

Mis papás me educaron con principios, los mismos que fortalecí o flexibilicé según mi criterio. Lo más grande que me dieron, por tanto, fue el libre albedrio: la libertad de pensar por mí misma. A los ocho años, y muy a pesar de mi mamá, abandoné sin ceremonias la catequesis y la religión Católica, que ellos -papá y mamá- aun profesan, desterrados de la comunión, supongo, porque se divorciaron hace diez años.

Amo relacionarme con gente de todo el mundo. Amo tener cosas en común con gente que aparentemente nada que ver.

Me gusta Bailar, bailo mal.
Me gusta leer, interpretar sobre lo que leo.
Me gusta escribir, me dijeron que escribo bien.
En una conversación prefiero escuchar a contar mi historia.

Y sí, soy igual a todos ustedes:
YO TAMPOCO SE QUE CARA PONER CUANDO ME CANTAN EL FELIZ CUMPLEAÑOS.-

sábado, 14 de agosto de 2010

Las lides de mi padre.-

Siempre me sentí identificada con los próceres que nos enseñaban en la primaria. Me parecían -y algunos hoy me siguen pareciendo- tipos excepcionales, de los que se dan muy pocas veces. Humanos que, sin embargo, supieron burlar en ciertos momentos de su vida el egoísmo del que padecemos por naturaleza, para tender, en cambio, un manto de virtud sobre ellos y sus leyendas.

Así puedo nombrar a Belgrano, uno de esos tipos honrados que van por la vida trabajando desinteresadamente por su patria (¿conocen alguno así?), a Martín Miguel de Güemes, que armó pseudo ejércitos para defender al alto perú de las invasiones españolas, a Urquiza, un hombre visionario, tenaz y con una fuerza de voluntad increible, Rosas, que a pesar de ser en El Matadero (lectura obligatoria en la secundaria) el malo de la película, fue un barbaro que tenía bastante conciencia de unidad nacional. Puedo nombrar tambien a Moreno, una persona inspiradora para mí: Encarna el punk-no-future-patriótico que todos quisimos ser alguna vez; era joven, -murió joven-, terco, apasionado, revolucionario, inteligente y muy leído. Les cerraba el orto a todos los viejos chotos conservas de la época, ejmmm, perdón; puedo nombrar a Simón Bolivar, otro enfermo belicoso que hubiese amado que latinoamérica tuviera conciencia de ser una sola, una solita, toda una patria, una patria hermana. Ver que las diferencias culturales no fueran problemas para el cariño, el sentimiento de unidad que deberían poseer las Provincias Unidas con las que él soñaba.

Me explayé. En realidad quería hablarles sobre mi extraordinario cariño hacia San Martín.
Hacía José de San Martín.
Por ahí puede ser porque su hija y yo tenemos casi el mismo nombre, gracias al Barba me llamo Ana y no Tomasa, pero siempre lo sentí como un padre. Como el padre de la patria.
Pero como un padre humano, no como el de los uniformes ostentosos y las patillas de prócer. Un padre que de verdad amaba a sus hijos, que de verdad daría la vida por ellos.
Creo que no hay nada que lo describa mejor que las máximas que legó a su hija Mercedes, y creo que serían aplicables a nosotros como sociedad.

«Máximas para mi hija Merceditas»
José de San Martín.

1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. (Ponerse, basicamente, en el lugar del otro, dejar a un lado el egoísmo y entender que los que estan frente a nosotros tambien son personas.)

2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira. (unidas, creo, a la responsabilidad que esto conlleva. Él mismo lo dice: "La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien")

3. Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto. (Poner el respeto hacia el otro y hacia uno mismo como valor primordial, estableciendo así límites de comportamiento.)

4. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres. (Si fuera por mí, cambiaría la palabra por solidaridad, pero se entiende el contexto.)

5. Respeto sobre la propiedad ajena. (Incluye no sólo no robar, sino tambien respeto en lo más basico, levantar, por ejemplo, las deyecciones del perro de la vereda del vecino.)

6. Acostumbrarla a guardar un secreto.

7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones. (Es muy progre esto, de verdad. San Martín la tenía clarísima.)

8. Dulzura con los criados, pobres y viejos. (Y todo ser andante sobre la tierra, sin distinción de raza, religion* o estatus socioeconómico.)

9. Que hable poco y lo preciso. (¡Cuanta falta nos hace!)

10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa. (A honrar a los seres queridos, o a las visitas no apareciendo quince minutos despues de empezado el almuerzo, con resaca y el pijama, sin sacarse el rimmel o la barba sin aferitar de tres días segun el caso, luciendo tremendo chupon en el cuello, en fin...)

11. Amor al aseo y desprecio al lujo. (Este tipo era... no sé, Lo díjo él mismo, en ocasión de haber donado parte de su dieta a la campaña del Cruce de los Andes: Mis necesidades están suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo.)

12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad. (La mejor para lo último. Esta duodécima máxima hace referencia al sentimiento tremendísimo que sentía por el país en el que había nacido. Lo decía a sus soldados: La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los criminales. La Patria no es abrigadora de crímenes.
La libertad, otro de los grandes valores que el recalcaba como fundamental para la vida de cualquier ser humano. Cuánto más supiera la gente, más libre sería. Él mismo lo dijo: Seamos libres y lo demás no importa nada.)

Agrego una más. "Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando uno se vence a sí mismo."
Puedo explicar con esta frase por qué prefiero superarme a mí misma que competir con los demás. Creo que cuando uno se pone como objetivo mejorarse, lo de la competencia viene a ser como un obstáculo en ese camino de superación.

viernes, 13 de agosto de 2010

Hoy anduvo la muerte merodeando.



Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa...
Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco...
Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches de café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplejia, al Uruguay batllista, a Arístides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y versos interminables...
Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos indices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión...

Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre ni a mi madre, ni a Marx, ni a Aristides, ni a Lenin, ni al Principe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie.
Ni a los muertos Fernández más recientes... A mi tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida... Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles... Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo...

Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas... Y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales... La noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol... Y se echará en el piso como un perro... Y aguardará hasta la madrugada... Hoy... Dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre...

Alfredo Zitarrosa, 1977. (Allanamiento)

jueves, 12 de agosto de 2010

Quién ha firmado esto.


"Cuando nacemos, cuando entramos en este mundo, es como si firmásemos un pacto para toda la vida, pero puede suceder que un día tengamos que preguntarnos Quién ha firmado esto, yo me lo he preguntado, y la respuesta es esta carta."
Comisario de misión en la Capital, al Director y al Redactor Jefe del Diario.-

Uno de los libros mas impresionantes que leí, sin hescitar puedo afirmarlo.
Un cumulo de pareceres similares, en muy distintos estratos, la astucia o ignorancia política, las tempestades y bondades del cielo, el sentido común como irreprimible celula de sedición.

Y la mujer a la que caratulamos de inconmensurable heroína, madre de seis ciegos que solo buscaban su ayuda hace cuatro años, hoy centro de las sospechas de subversión, acusada de asesinato. ¡Por supuesto que era culpable, por supuesto!
Que no es menos culpable el soldado que mata en una guerra y así es merecedor de medallas; y ésta tambien las merecía, al cometer el crimen de asesinar con tijeras en la garganta a aquel que cometiera vejámenes sobre las mujeres.

"Dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes, él siente que el pueblo en su inmenso dolor hoy se niega a beber en la fuente clara del honor."
Alfredo Zitarrosa, Adagio en mi País.

Y el hombre que, "cumpliendo obligaciones cívicas", traiciona a su gente, muerde la mano de aquella que en tiempos de caos le dio de comer, otorgandole una culpa que, a su vez, no fue suya, sino del sentido común, si es que aquella manifestación de lucidez se puede llamar culpa, delatándola, dando por malo un hecho bueno, dándole vergüenza seguir casado con una mujer ultrajada por bandidos y no tener horror de comer del pan que así consiguiera.

Para completar, las luchas de poderes, que esto no puede faltar cuando la manifestación tan clara se da tan generalizada, la clarificación de algunos, la ceguera de otros, que intentaban clasificar como ciegos a los "enemigos de la democracia."

La única respuesta puedo haber sido la de la secretaria del alcalde: "Sí, señor. Yo vote en blanco. No sé por qué. Supongo porque ya estaba desilusionada de los unos y de los otros."

Todo ese fervor patriótico para contar que terminé Ensayo Sobre La Lucidez, que me encantó y que me inspiró, ahora voy a preguntarme quien firmó por mí ese pacto de vida y contarles que por más de que crean que un voto no sirve para nada, una masa de votos puede hacer que la gente se haga oir. Creanme, y la proxima elección, voten a consciencia.

En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... adelante...!

En mi país brillará,
yo lo sé,
el sol del pueblo arderá
nuevamente, alumbrando mi tierra.

viernes, 6 de agosto de 2010

Manifestación de Lucidez.


Digamos que él (el ministro de cultura) puso el arte y yo contribuí con la parte, y que arte y parte juntos me autorizan a afirmar que el voto en blanco es una manifestación de ceguera tan destructiva como la otra, O de lucidez, dijo el ministro de justicia, Qué, preguntó el ministro del interior creyendo haber oído mal, Digo que el voto en blanco puede ser apreciado como una manifestación de lucidez por parte de quien lo ha usado, Cómo se atreve, en pleno consejo de gobierno, a pronunciar semejante barbaridad antidemocrática, debería darle vergüenza, ni parece un ministro de justicia, estalló el de defensa, Me pregunto si alguna vez habré sido tan ministro de la justicia, o de justicia, como en este momento, Un poco más y todavía me va a hacer creer que votó en blanco, observó el ministro del interior irónicamente, No, no voté en blanco, pero lo pensaré en la próxima ocasión. Cuando el murmullo escandalizado resultante de esta declaración comenzó a disminuir, una pregunta del primer ministro lo cortó de golpe, Es consciente de lo que acaba de decir, Tan consciente que deposito en sus manos el cargo que me fue confiado, presento mi dimisión, respondió el que ya no era ni ministro ni de justicia. El presidente de la república empalideció, parecía un harapo que alguien distraídamente hubiera dejado en el respaldo del sillón y luego se olvidara, Nunca imaginé que viviría para ver el rostro de la traición, dijo, y pensó que la historia no dejarla de registrar la frase, pero por si acaso él se encargarla de hacerla recordar.
El que hasta aquí había sido ministro de justicia se levantó, inclinó la cabeza en dirección al presidente y al primer ministro y salió de la sala.
El silencio fue interrumpido por el súbito arrastrar de una silla, el ministro de cultura acababa de levantarse y anunciaba desde el fondo con voz fuerte y clara, Presento mi dimisión, Vaya, no me diga que, tal como su amigo acaba de prometernos en un momento de loable franqueza, también usted lo pensará en la próxima ocasión, intentó ironizar el jefe de gobierno, No creo que vaya a ser necesario, ya lo pensé en la última.

Nota de la dueña del Blog. ¡Yo banco a los ex ministros de Justicia y de Cultura!
José Saramago, Ensayo Sobre La Lucidez.-

domingo, 1 de agosto de 2010

El dilema de todos los fines de semana.-

Odio ser mujer, he dicho.
¿Qué necesidad hay de no saber que ponerse?
Yo, y tengo gente que puede dar fe, no tardo ni media hora en vestirme y pintarme para salir, eso si salgo pintada, sino en quince minutos, a lo sumo, ya estoy.
¿Cual es la necesidad, otras mujeres, de perder tanto tiempo en decidir que se van a poner?
Y encima preguntar por cada vez que se pasan el rimmel si estan bien o no, para volver a cambiarse, pasarse desmaquillante, volver a pintarse y así, un minimo de cinco veces, hasta diez minutos antes de que venza el free.

Yo creo que es suficiente.
Mi abuela dice que le molestan las senadoras y diputadas que se maquillan y se preocupan tanto por la estética, no por el hecho mismo sino porque luego de todo ese proceso, les queda poco tiempo para trabajar.
Yo creo lo mismo. Nos centramos tanto en cosas vanas que nos olvidamos de lo verdaderamente esencial.
Yo, por mi parte, prefiero gastar tiempo leyendo mientras mi hermana se pinta y se cambia doscientas veces, y recien quince minutos antes sacarme las pantuflas y calzarme los tacos.

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