sábado, 27 de junio de 2009

Uno de estos días.

Si te escribo esto, a las 4 y 27 AM es porque es esta, como tantas, una de esas noches que lleva tatuado tu nombre en la estrella mas brillante.
"Uno de estos días voy a verte llegar desde el horizonte, ese mismo que guado tu corazón un tiempo atrás allí donde soliamos refugiarnos de la soledad"
Uno de estos dias voy a definir a la mujer de mi vida en algún punto entre la palma de tu mano y la curva de tu cintura"
Y vos, desde el norte de algún sueño reciente, vas a llegar con tu valija en una mano y en la otra el corazón; lastimado quizás, pero eso es inevitable.
De cualquier forma, quien nos dijo que el amor se inventó para ser feliz?
Yo, lo digo yo.
Y en el umbral del inicio de lo que me queda para ser feliz con vos, vamos a olvidarnos del tiempo y el espacio. Te invito a soñar a mi lado, y después, si querés, tambien te invito a mi cama y a mis brazos; que hay un lugar que te queda por ser reclamado.
Uno de estos dias voy a verte llegar desde mil fronteras, trayendo la tan ansiada calma.
"No es que me guste acostumbrarme a extrañarte, preferiría perderte, a empezar a olvidarte"
Y entonces te tomo, te secuestro, y me mudo a otro universo. Uno que se esconde entre tus labios, y se revela entre tu piel y recuerdo lo eterno del primer segundo a tu lado, lo distante de la distancia en el pasado y las ansias de volver a encontrarte.
Uno de estos dias voy a verte llegar desde el horizonte, ese mismo donde se escribió esa historia que te llevaba a esa esquina, a esa noche, en ese lugar. Recitando la canción que cantabas, aquella tarde que me comenzaste a extrañar.
Y vamos a bautizar la noche, y a celebrar porque a la vida prefiero pasarla contigo.
Que así no ha habido otros, porque yo lo digo,
Porque el amor, se inventó para nosotros.
Uno de estos dias, voy a verte llegar desde el horizonte...
Y no te vas a ir nunca mas.
Te amo con todo mi corazón.

Albano Jofré, para la dueña de este blog.-
Gracias, Amor de mi Vida, por hacerme tan pero tan feliz, por esto, por todo.

miércoles, 24 de junio de 2009

Quién dejó entrar al perro.

El amor es así, un juego de dos,
la armonía plasmada en un plan de cuentas,
las reglas establecidas en un manual de procedimientos,
los límites asignados por sendas políticas.

Y cuando hay un defasaje existencial
-diferencia entre lo que tengo y lo que quiero-
se arma la trifulca sobre quién dejó entrar
al perro.

Volví sobre esas líneas porque me asustaron. Hace horas estoy tratando de concentrarme en Vectores, en Recta en el plano y el espacio. Y no puedo. "se arma la trifulca sobre quién dejó entrar al perro." Y llego a la respuesta de siempre.
Y me doy cuenta que soy yo. Yo y nadie mas. ¿Te asombra la conclusion? Pero es así.
Y también noto que quiero desaparecer del mundo un ratito.
Un rato. Un rato largo. Unos treinta y seis años.
O hasta que se pase la locura del milagro a largo plazo. La boludez de las promesas acotadas a tiempo y espacio. Y la tremenda pelotudez de cumplirlas, Dios.

Unos diez años, por lo menos. Diez años que me permitan revisar el manual y las políticas. Y también el plan de cuentas. Tiempo en el que pueda darme cuenta si de verdad es armonía lo que necesito.
O una marea de emociones y sensaciones nuevas que me hagan revivir la muerte y resurrección de mis cinco sentidos y un par mas: mi intiución, mi facilidad de palabra, mi capacidad de adaptarme y desadaptarme rápidamente.
Atormentarme y herirme, curarme con besos venenosos, derribar muros con caricias, volverlos a construir, modificar a piaccere una tortuosa y fugaz lid enamorada.
Vivir.

Y luego, entre risas, contruir un imperio en el que vos seas el Rey y yo la Reina.
Viviendo de nuevo. Armando la armonía otra vez. Pero esta vez, una armonía verdadera.

domingo, 21 de junio de 2009

Al primer amor de mi vida.-


No podía menos que dedicarte esto a vos, justamente hoy que no es nada original. Pero lo que pasa es que estoy lejos de tus brazos y siento la imperiosa necesidad de hablarte. De decirte las cosas tal y como son. De mostrar mi corazón entero ante tus ojos. Solamente ante tus ojos.

Porque sos la única persona en este universo con la que me siento tan compenetrada, tan amiga, tan hija, tan pequeña y protegida. Porque fuiste el primer amor de mi vida, el primer hombre del cual me enamoré -y aun hoy sigo enamoradísima-, porque tus manos me trasmiten seguridad y tus ojos confianza, porque aprendí a reir con tu risa y a ser fuerte, pero valiéndome de mi misma. Me enseñaste a ser independiente y me regalaste ese gusto tan lindo por la palabra escrita, por los autores latinoamericanos, por devorar los libros que caigan en mis manos. Me enseñaste a no caerme, o a caerme la menor cantidad de veces posible. Y a incorporarme rápido y seguir camino. Siendo fuerte, siendo necesaria para mi misma.
Es inexplicable lo que siento por vos, realmente indescriptible. Cuando era chica tenía la impresión que vos eras una suerte de príncipe de los cuentos, con esos ojos verdes tan lindos, con esa sonrisa fugaz y de costado; pero después me di cuenta que eras mucho mejor: mundano, increíble, grandioso, en todos los sentidos.
Me enseñaste a luchar por mis ideales, pero tambien me pusiste parámetros para elegirlos, no vaya a ser que me tire debajo de un tren por defender el ideal del color de la mayonesa. Me dijiste que hay cosas importantes en la vida, que varían de persona a persona, y yo era la única que podía establecer un orden de prioridades en mi propia vida.

Y cuando aprendí a caminar sola, cuando intenté mover las alas me apoyaste, me dijiste que no sea tan sensible y que preste atención al camino y no mire demasiado hacia atrás, porque lo que yo necesitaba estaba hacia el frente, siempre hacia el frente.

No tengo más nada que decirte. En realidad todo lo que escribí hasta ahora pude haberlo simplificado en un "Gracias" y sé que lo ibas a entender en toda su extensión. Así somos. Pero capaz que yo necesitaba expresarme. Te extraño Papá, como te dije, ya vamos a festejar tu día cuando nos veamos.

Te amo, Ingeniero, gracias por ser el primer hombre de mi vida.

viernes, 19 de junio de 2009

Relato de cuando se fue, Ultima Parte.

La carta.

Sacó del bolsillo del pantalón una carta escrita -muy a su estilo- en dos hojas de carpeta, con birome azul y detalles tachados. Amo que no se fije en esos detalles, le da mas sentimiento a los que escribe. Es de los pocos que quedan que pueden expresarse con la palabra, y haciendo algo tan dulce como una carta. Su fuerte es la letra directa, no es adicto a la retorica, se remite a los hechos. Sus recursos literarios son mas bien pragmáticos y concretos. Y lo que yo tenía en mis manos no carecía de ninguna de esas características:

Es la decimocuarta vez que intento escribirte. Franco a veces me mira con lástima, a veces con exasperación. A veces ni siquiera me mira. "¿Seguís con eso?" me pregunta. Y yo no se que contestarle. Quisiera que todo fuera más facil, diferente, pero es asi como se dieron las cosas y así es como tengo tenemos que aceptarlas, no te parece?
Yo quise escaparme, la situación me estaba matando, y no quería que te mueras conmigo. Si yo me hundía iba a ser por mi culpa, pero no quería cargar con la culpa que hubiera supuesto el que vos también te hundas.
Por eso vine a lo de Franco. Por eso no llamé, no avisé nada a nadie, espero que no estés preocupada, aunque es casi inevitable. Perdoname, pero no podía hacer otra cosa. O sí, pero no se me ocurrió. Andá a saber. Vos sabes de mis limitaciones. No tengo mucho que decirte. No me aclaro a mi mismo, así que no puedo aclararte mucho a vos tampoco. Esta carta es solo para decirte que aunque dude de absolutamente todo, nunca dudaría de lo que siento por vos. Nunca. Eso lo tenés que tener clarísimo.
Yo a vos te amo y no hay circunstancia terrenal que pueda cambiarlo. [...]

La carta seguía, pero no quise leer más que eso.
No lo necesitaba.
Le hice un lugarcito debajo de mi frazada y lo abracé.
-Lo que yo siento por vos tampoco va a cambiar, nunca.

jueves, 18 de junio de 2009

Juguemos a que el amor es un juego de dos.

Así podría llamarse la historia del juego amable que venimos jugando. Amable, poco sedicioso, bastante tranquilo, hasta maduro, se podría decir. La pareja perfecta, el hogar encendido, los besos frente a la chimenea, el balcón a la calle, el té de las cinco.
Un sueño hecho realidad, a no ser por un pequeño detalle. Yo tengo diecisiete años y vos diecinueve.
No era lo que tenía planteado yo de antemano.

De hecho mi vida perfecta de claustro patentado no incluía tacitas de porcelana ni salsas preparadas con amor. No incluía una vista al pacífico, no incluía un viaje a Pinamar, y estaba terminantemente prohibido hablar de lágrimas dedicadas.
Definitivamente, Susanita me repugnaba. Y no por el simple hecho del elitismo, -defecto que me vino, pero de otra forma- sino por la idea de repetir una historia. No es lo mío. El amor se siente a lo lejos, y es muy difícil ganar la batalla. Algunas han inventado la promiscuidad como arma de defensa y no, no sirve. Alarga la batalla, pero no nos asegura victoria. De ningún modo.
¿Por qué? Por que para nosotras, -y hablo de las idealistas- un beso es mucho mas que una colisión de labios enfrentados y de ardua lid en la que intervienen también los dientes y la lengua. No me voy a cansar de decirlo. Las que inventaron la promiscuidad, siglos atrás, comenzaron a confundir ese concepto. Pero somos mujeres, milenaria raza con tradiciones marcadamente sentimentales, emocionales y apasionadas, y algo queda.

Pongamos ahora sí que el amor es un juego de dos.
Juego, porque es un ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde. ¿De a dos? Aunque podría ser de a tres, la idea es lastimar lo menos posible. Después de todo, solo se trata de un juego. "Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño." Lo define Sabina. Nada mas cerca y más lejos de la realidad.
Comiendo saludable, bebiendo sin alcohol se configura la rutina. ¿La nuestra? La de todos. La de todos los imbéciles que establecieron reglas.
Y tentándonos con comida rápida -nunca mejor dicho- y con spirits para la garganta y para calentar el alma.
Es que el agua mineral se hace las veces fría, las veces turbia, y elegimos no tomarla. Esperemos a que se pase.
¿Y quién se hace ese planteo con el alcohol?

El amor es así, un juego de dos,
la armonía plasmada en un plan de cuentas,
las reglas establecidas en un manual de procedimientos,
los límites asignados por sendas políticas.

Y cuando hay un defasaje existencial
-diferencia entre lo que tengo y lo que quiero-
se arma la trifulca sobre quién dejó entrar
al perro.

Y cuando el culpable no está
migas de rencor y gotas de bronca se acumulan
en un tupper hermético
a punto de estallar.

Asi es el amor,
así la vida,
también,
se podría definir como un juego.

miércoles, 17 de junio de 2009

El día que aprendí a resignarme.-


Dedicado a la mujer más paciente que conocí en mi vida. Aunque se podría aplicar
a muchas otras.

"La conocí unas semanas después -exactamente tres semanas y dos días después- de que el me confesara que no quería saber más nada de mi.- La conocí cuando apenas comenzaba a revivir de mi estado de coma romántico en el que él me había dejado. Así como Bella en Luna Nueva, le había dicho. Sólo que él no dejó sus fotos y canciones debajo de una tabla en mi habitación: en realidad creo que a duras penas me dejó una tabla para que naufrague en el medio del mar, no me ahogue -supongo- y no me canse de nadar.
La conocía de antes, pero ella me conoció de verdad una noche de verano extendido -era casi invierno y no se notaba-. Al día siguiente tenía que ir al colegio, al que había faltado más de una semana por el estado de depresión profunda, y sin embargo, me quede hablando con ella hasta mas de la una. A la mañana siguiente, no se por qué, me levante un poco -un poquito, muy poco- mejor. Ya era algo. El estado de animo me asustó: Una de dos: después de la tormenta siempre llega la calma o la calma que antecede a la tormenta.
Nunca en mi vida pensé que solución y problema fueran tan unidos, tan iguales, tan... Él.
Nicolás, la solución a mis problemas, Nicolás, mi único problema.

Me parecía verlo en cualquier esquina, acontecido, gigante. Su espalda, sus besos que reverberaban en mis labios, me parecía sentir sus caricias jugueteando con mis orejas, el sonido de cien palabras que quedaron sin decir, o escuchar sus pasos firmes caminando hacia el muelle, nuestro refugio del resto del mundo.
Soy una chica normal, como todas, alterno entre comer chocolates y no comer absolutamente nada cuando estoy en este estado. Como todas, voy a los sitios a los que solíamos ir juntos, no para recordar sino para ver -¡Como funciona la psiche femenina!- si a él se le dio por ir a recorrer todos esos recovecos de mi alma la ciudad en un día como aquel. Lloro los días de lluvia. Río los de sol, cuando estoy con mis amigas. Y ni bien se van, se descarga sobre mis mejillas una tormenta de verano. Vamos, como todas.
Erika Solange no es tan diferente del resto.

Pero ahí empieza la historia. La segunda historia.
Las mujeres siempre somos más ansiosas, es regla general. Así que no pudiendo aguantar más las ganas, le mande (a él) un mensaje por una de esas páginas -de las que ella es fanatica- para arreglar algo. Y un viernes, como cualquier otro, decidí(mos) vernos.
No era lo mismo, aunque me quise imaginar que sí. Su voz, aunque dilapidadndo palabras vanas, me tranquiliza, me pone en un estado de extasis del que no me gustaría salir nunca. No quería verme mas. No me dijo por qué. Pero después me invitó a comer otro día.
Es algo que nunca voy a entender de él.
Pero me encanta.
Nos vimos un par de veces más hasta un sabado, bastante raro. Soy de las que dan todo sin medir demasiado las consecuencias.
Fui a su casa, y todo termino en donde (no) tenía que terminar. Y terminó nomas.
Nos vimos una vez más. Algo sin relevancia. Nos mandamos un par de mensajes. Me destruyó. Y me olvidó.
Así de simple.
Ahora estoy en intento de recuperación, tratando de entender la vorágine de hechos que se sucedieron en ese mes y en proceso de aceptar el hecho de que, por mucho que me duela, Él no es para mí.-"

domingo, 14 de junio de 2009

Cuando la vorágine se calmó.

Eran demasiados sentimientos juntos, lo admito.
Era demasiado hasta para mí.

Ahora creo en el tarot -no, no es cierto.- Pero viste cuando "para probar" jugas un ratito, y causa del azar decis 'POSTA' y te quedas con la mejor cara de Dos Puntos Ese que el messenger pueda imaginar.
El sistema es sencillo: Virtualmente, en una página -de la que soy casi fan- cartas boca abajo, tres clicks y click en la primera carta para leer la interpretación. Todo en el marco de concentración que se debe tener en la preugnta realizada.
El primer espacio, "Tú", "Las vibraciones" y "La respuesta" los dos últimos.
La rueda de la fortuna, La justicia, La emperatriz.
Como funciona esto de la psiche humana, que si me hubieran salido las cartas "La excusa, el celular y Franccella" hubiera interpretado el problema de alguna manera.
Las cartas no nos dan la respuesta. Las cartas, simplemente hacen click con nuestros sentimientos, cosas que postergamos o queremos disimular. Asi funcionan.

Pero eran demasiados sentimientos juntos. Lo admito. Por eso recurrí a ellas.
Anoche. A las doce y media.
Mientras vos dormías y yo quería acariciarte. Mientras estabas despierto y quería comerte la boca a besos. Vaya una a saber.
Mientras soñabas conmigo y mientras yo aparecía en tus sueños.
Sin posibilidad de aparecerme entre tus sabanas. Para que me cuides.
-Esto es grandioso, prueblenlo-
Te pedí que me cuides, te agradecí por que me cuidaste. A la distancia.
Tengo muchas ganas de verte, a pesar de las cartas, a pesar de los desafios y a pesar de todo.
Tengo ganas de hacerte el hombre mas feliz del mundo.
Y dejar que vos hagas de esta nenita, de esta princesa, la mujer mas feliz del mundo.
-Posta es increible, pruebenlo.-

jueves, 11 de junio de 2009

El témpano en el cielo.

"Y entre muerte y muerte miro a la ventana con la vana esperanza de ver que Rosario se consume entre llamas."

Hay veces en que me gustaría dejarlo todo. Todo todo, no una pequeña parte. Olvidarme del mundo un viernes y levantarme treinta y cinco años despues con veinte desengaños menos.
Pero no se puede. No es humanamente posible, y aunque así lo fuera, no sería algo muy yo como para ser factible. Estoy atascada en una provincia -hermosa, lo admito- en el medio de la Argentina. Sin posibilidades de ir al Norte o al Sur, y cada vez que me levanto a once pisos del nivel de la calle Rioja me acuerdo que una vez , no hace mucho, viví en una casa de una planta, con jardín y todo. Que se podían ver los techos de las casas. Que se respiraba.
Hay veces que me agobia. Saber que hay gente alla que me está esperando, pero que quiere que me quede acá. Saber que extraño demasiado a mi familia y que no me puedo hacer un tiempo para ir a verlos.
Pero hay veces que digo "Qué grande es el mundo, que suerte que tengo." y esa frase es la que más uso. Y no miento.
A veces se extraña, pero no puedo estar más agradecida a la vida de estar hoy sentada en frente de la computadora, haciendo tiempo antes de ir a rendir contabilidad, a once pisos de la calle Rioja, a 800 km de mi familia y a 300 km lejos de mis amigos y de él, pero recibiendo en mi alma todos los abrazos juntos de la gente que sé que me quisiera estar abrazando en este momento.

Me fui a rendir, contentisima. Y si, esta vez estudié :)

miércoles, 10 de junio de 2009

Viernes Open Doors 00.00

Lo mejor de esta noche es que no estamos peleando.

Pero me estas mirando con cara de "no te creo".
No se a que se debe. Dale que el free se vence a la una.
No quiero ir. Pero tampoco quiero estar aca. Quiero que me hables. Que me digas algo.
Pero no lo haces. Mantenés ese silencio impasible. Tus gestos hablan por vos. No estas aburrido, estas a la defensiva. Estas esperando cualquier palabra mia para defenderte.
No hablo. Soy demasiado ogullosa. Lo pongo en la coleccion de mis defectos: Orgullo.
Pecado capital: puedo terminar en el infierno o lo qe es peor: lejos de tus brazos.-
Y te extraño.
Y necesito un abrazo.
Pero un abazo valiente. No uno que me hable con gestos.
Te necesito. Pero te necesito como yo te quiero.



Dale que vence la free. No quiero ir. No voy a ir.

sábado, 6 de junio de 2009

Auí no queda sitio para nadie, pongamos que hablo de Joaquín.

Tengo ganas de escribir. No se qué, no se por qué. O puede ser que sí. Que sepa cual es la razon por la que decidí quedarme en casa, no salir y ponerme a escribir esto.

Todo lo que antes era no está resultando. La fortaleza que antes podía mantener de pie una ciudad entera, o por lo menos la parte de la ciudad que me importaba no está pudiendo soportar el peso de la mitad de lo importante.
Necesito un buen discurso, puede ser eso. Un discurso que motive a mi fortaleza, y no está resultando. Podría tambien necesitar una motivación, otra más, aparte de levantarme todos los días con mi mejor sonrisa diciendo "¡Cada vez falta menos!"
Y tratar de no terminarlo con un sabor horrible en los labios pensando "Qué manera de perder una hora de mi vida."

No sé que me pasa, por ahí es que me pongo a pensar cosas imposibles, por ahí es mi personalidad pero no creo. No creo que esto de hacerme la fuerte dure muchisimo tiempo más.
Más porque cuando escucho demasiado tiempo Ismael Serrano sin cansarme es una mala señal. O cuando paso escuchando los temas tristes de Joaquín Sabina...
Lo admito, no me siento bien. ¿Pero que puedo hacer?
Por ahí soy la unica que hace problemas por nada.

Gracias.

miércoles, 3 de junio de 2009

Relato de cuando se fue.- 5ta parte

Por supuesto que tenía una explicación: Siempre tiene una explicación para todo. Lo peor de todo es que no necesita recurrir a la mentira, y siempre hace tambalear mis decisiones "definitivas."
Así que me dispuse a escucharlo, pero él me dijo "estás muy pálida ahora, te debo una explicación pero te la voy a dar cuando te mejores" y me acompañó a la cama. Me acosté -sin mediar palabras- y él se sentó a mi lado. Solo ahí le dije:
-Necesito esa explicación. Estoy bien y me va a hacer mejor escuchar un justificativo de tu desaparición. Nunca te pido tickets de vida, lo sabés. Pero esta vez quiero saber, por lo menos donde dormiste este ultimo fin de semana.
Ahí comenzó su larga historia, que empezaba -como yo suponía,- un poco más de dos meses atras.
-¿Te acordás del día en que vos querías salir a tomar mate al parque y yo no tenia ganas?
-Si, me acuerdo, fue en abril, hacía un sol con frio espectacular para mate y facturas.- No lo dije en tono de reproche, sino acordandome simplemente, y teniendo en cuenta que la mayoria de las comidas eran como mate y facturas para él: No le gustaban pero las comia igual como si no tuvieran sabor. (siempre me acuerdo de esas cosas, no tengo idea por qué.)
-Bueno, ese día nos quedamos en casa mirando tele, ¿no?
-Si, la pelicula (mas aburrida que vi en mi vida) de los dos vagos esos de 40 años (que siempre pasan en el Pulqui, no tienen otra parece.)
-Si, esa misma. Vos estabas aburrida, se te notaba. - me dijo. (NOOO, mentiiraaaa ¿por que decis eso? ¬) -Además agarraste tus apuntes en medio de la peli.
-Si, un poco, porque yo quería salir.
-Exacto.
-Pero vos estabas congestionado.
-...
-¿Y?
-Que podríamos haber ido, pero el tema era que yo no tenia ganas.
(Nooo, no me di cuenta, en serio? Ni congestionado estabas¬)
-Ah, ¿Y? Es decir, ¿en que me beneficia o me perjudica eso ahora?
-¿Querías que te explique o no?
-Si, pero odio que no la hagas corta.
-Bancate- y me dedico la más linda sonrisa suya- Ese día vos querías salir porque no te podias quedar conmigo, tenías que ir a estudiar a no se donde y rendías al día siguiente.
-Ajá. -Clasica respuesta mía cuando completo mentalmente la informacion.
-Ese día cuando te fuiste yo te di un beso y te dije éxitos, mañana te mando un mensaje. Y el mensaje no llegó. Por supuesto, vos tenías cosas en que pensar pero te acordaste de eso, como siempre. Y yo no, yo me olvidé. A las seis de la tarde, cuando yo yacía inconsciente de mi "corta" siesta, me llega un mensaje tuyo diciendo "Si te interesa, me fue bien."
Yo me re calenté, ¿como no me iba a interesar? Y no me di cuenta que de verdad yo era el del error.
Y ahi fue que hablamos, de lo mismo de siempre, y peleamos por lo mismo de siempre, como siempre, y así puedo darte mil ejemplos.
Yo, mientras tanto, lo miraba con una expresion que pretendía ser entre incrédula, amable y paciente, intentando demostrar o menos posible que odio esos relatos que tardan dos siglos en terminarse.

-Te la hago corta,-me dijo, quizá adivinando mi expresión- me puse a pensar y creo que tenías razon en todo lo que me dijiste. De hecho no me dijiste ni el 10% de lo que debías decirme, de lo que estabas en todo tu derecho de decirme. Y ahí fue que te hable del cambio. Bah, unas semanas despues.
Yo me acordaba perfectamente de eso: a 300 km de distancia, yo sentada como indiecita* frente a la PC, llenando con lágrimas el océano atlántico balbuceando un apenas entendible "no me podés estar diciendo eso, no me dejes, no me dejes." y vos, del otro lado, casi apoyando todo tu peso contra el teclado, cuidando que ni vos mismo escuches el sonido de tu llanto, tratando de explicarme las razones de esa decision, de por qué me querías dejar para poder cambiar.
Yo te dije algo que para mí era lógico: No te voy a dejar solo porque sos lo que elegí, y me prometí a mi misma acompañarte en todo lo que necesites. Terminaste...
-Terminé llamandote.-me dijo, sacandome del letargo, como si hubiera escuchado todo lo que dije mentalmente. -Y rogandote que volvamos, que no podía estar sin vos, que de verdad te necesitaba. No mentí, y lo sabés.
-Si, lo sé- le dije con un hilo de voz.
-Pero como te dije ese mismo día, los cambios a mi me duran dos días: De hecho me duró una semana, exactamente una semana el cambio: de Jueves a Jueves.
El Jueves hablamos por teléfono un rato largo. El viernes casi ni hablamos. El sabado vos me dijiste que estaba cortado, y ese domingo...
Me quedé a la espera del fin de esa oración. Un interminable segundo despues, la completo:
-Ese domingo, lunes, digamos, me olvidé que era nuestro aniversario. Una desfachatez total. Sabía que no servía pedirte perdón, sabía que no iba a servir darte la razon, que no servía decirte te prometo que... Porque esa frase en mí tiene menos validez que en un politico. Tan distinto de vos. Vos nunca usas esa frase, pero cada palabra que sale de tu boca es un juramento, y así como juramento te encargas de cumplirlo al pie de la letra.
-Debe ser la personalidad de cada uno.- le dije, usando por enesima vez la misma frase.
-El día que te comenzo mi cambio te dije (¿prometí?) que iba a demostrarle a la personalidad y a la naturaleza que eso puede cambiar. Y, raro de mi, no lo hice.
-¿Y por eso te fuiste un fin de semana?
Se quedó callado un momento, el suficiente para que yo reevalúe mi postura.
-No, me fui porque no podía hablarte. Me aterraba el hecho de escuchar del otro lado "una semana duró el cambio" o lo que es peor "nunca vas a cambiar, no se que hago yo con vos"
-¿Tan cruel me consideras?
-Cruel no, hubieras estado en todo tu derecho. Siempre trato de arreglar los mocos con mensajitos, como si eso supliera algo de lo que te falta. Me di cuenta que mis celos residen en que yo sé lo que soy y soy consciente de que podés encontrar alguien mejor que yo.
-¿Mejor que vos? Es imposible, ya estas diciendo boludeces. No necesito a nadie mas que a vos. Pero aun no entiendo por qué te fuiste el fin de semana.
-Te dije que necesitaba irme.
-¿Para...?
-Para... no tengo idea. Escaparme de mi realidad, supongo. Me fui a Paraná, a la casa de un amigo que vive ahí. Pensaba salir, hacer algo que me alejara de todo el nudo en el que me había metido.
Y solo conseguí hacer esto.
Y mientras me decía lo ultimo, sacó del bolsillo del pantalón una carta.

Él tiene Plan Familia con mi numero.-

Una vez por día me llega un sms, tipo nueve y media, o diez menos cuarto, que dice simplemente "gorda, cambiá el chip" y que tiene por respuesta un "Ahi cambio."
Que da origen a un llamado que dura, como mínimo una hora y media.
A veces hablamos, a veces nos reímos, a veces nos ponemos tiernos y melosos, a veces peleamos, nos reconciliamos, o a veces nos quedamos en silencio. Me gusta escuchar su silencio, y que él escuche el mio. Todo en el marco del ritual de la llamada por celular.

Él es mi mejor amigo, es un grosso. Una persona que logró inspirar en mi una confianza extraordinaria. Por eso hablamos. De todo.

Y entre los temas de conversación que surgen en las dos horas por día que hablamos por telefono no puede faltar el que los hombres tienen (muchos) menos problemas que las mujeres.
Mi periodo es religiosamente regular y si hay algo que odio es estar indispuesta. No me cambia el ánimo, no me pongo histérica. Me duele el vientre. Eso nomas. Pero es suficiente para que odie esos seis días de mi mes.
Los hombres no tienen ese problema.
Tampoco tienen que arreglarse para salir, se bañan, se visten "masomenos", se peinan "sitenesmuchasuerte" y listo. Yo superé eso, salgo sin pintarme, a lo sumo me pongo rimmel. Pero conozco casos de pobres mujeres que pierden una parte importante de su sábado pintándose, peinandose y eligiendo lo que se van a poner durante toda la tarde, para que a las 1:45, cuando está a punto de vencer el free para el boliche, se saquen todo, y se sienten en la cama con cara de "me empaqué, estoy gorda, no quiero salir." Y terminen saliendo con ese vestido negro salvador que va con todo, y haciendo magia para hacer correr la free,
Las mujeres necesitamos tener una mejor amiga a la que le contamos todo. Si es posible, dos. Así se puede ir a llorar con la otra cuando una la traiciona. Porque las mejores amigas tienen que tener una potencial característica de cagarte en algo. Las minas buenazas no sirven de mejores amigas. Son demasiado buenas. Los hombres, en cambio, llaman amigos a todos aquellos que ponen plata para las cervezas de la previa. A los que dicen "dale, boludo" cuando los invitan a jugar futbol/tennis/rugby un dia de la semana. A los del gimnasio, con los que cruzan dos palabras. Y a los que, cuando tienen demasiada necesidad de hablar, los escuchan y aconsejan.
Por eso me copa nuestra relación mixta.
Los hombres no lloran, no son emocionales, en general. Les chupa todo un huevo.
Las mujeres hacemos un problema existencial de una uña rota. Y tenemos la impostergable necesidad de llorar una vez por mes. Por cualquier razón. A veces ni razon necesitamos. Se nos acumulan las lágrimas como un nudito en la garganta que a fin de mes necesitamos expulsar. Y por eso ponemos musica y lloramos. Y al día siguiente nos sentimos mejor. Mucho mejor.
Eso, entre otras cosas. Pero yo soy feliz siendo mujer.
Soy muy feliz.
Me banco los seis días al mes, las horas frente al espejo. Hasta te diría que las disfruto.

Pero lo que no aguanto, de verdad, son las minas huecas.
Son la muestra mas ferviente de involucion de la especie. Y tampoco banco a las feministas. No banco a los sexistas, de hecho.
Creo que las mujeres, todas, somos hermosas y perfectas. Pero necesitamos de un complemento.
Alguien que nos llene. Que nos diga "no es para tanto" cuando hacemos un problema de una uña rota. Alguien a quien decirle "Insensible" cuando de verdad se lo merezca.
Todos necesitamos alguien a quien querer.
Por eso me copa la relación que tenemos.

lunes, 1 de junio de 2009

Relato de cuando se fue.- 4ta parte.

Ojo! Ésto tiene una PRIMERA PARTE, una SEGUNDA e inclusive una TERCERA, para que no digan que no soy correlativa con las cosas que escribo (?.-

(...)

Lo siguiente fue invitarlo con un sequisimo "pasá que tengo frio", un ademán suyo de sacarse la campera para dármela, y un consiguiente desaire mío que lo hizo cambiar de opinion.
Subimos los once pisos en ascensor, aunque yo hubiera preferido obligarlo a subir en escalera.
Al entrar a casa, (que estaba toda calentita y confortable, explicando por qué yo estaba en remerita y jean a pesar del malvado frio de fines de Junio), nos recibió la ¿dulce? voz de Joaquin Sabina, contándonos sobre el lugar donde los pájaros visitan al psiquiatra, donde las estrellas se olvidan de salir, y la muerte viaja en ambulancias blancas.

-¿Querés un té?- le pregunté cuando él estaba colgando la campera azul (¡Esa campera azul!) en el respaldo de la silla.
-No, gracias.
-Ya te preparo.

Lo siguiente que recuerdo es mi ramo de margaritas desperdigado por el suelo, el sonido del agua hirviendo, las dos tazas con los saquitos de te y las masitas en la mesada, y a él sosteniendome la cabeza con evidente desesperación y desconcierto.
No sabía como, cuando, por qué me había desmayado. Después caí. Hacía dos días ya que no comía y dormía llorando. Lo admito, me desequilibré. Y no fue su culpa. Porque una mujer no puede dejar de comer porque se vaya el hombre de su vida, no se justifica de ninguna forma.
Y menos se me justifica a mi, que vivo pregonando que las mujeres deben ser fuertes, que debemos vivir el día a día demostrándonos a nosotros mismos que podemos hacer más de lo que creemos poder hacer. Y ahi estaba yo, sorda y ciega ante esos consejos, desparramada en el piso de la cocina con la cabeza entre sus brazos.
-Te bajó la presión- se limitó a decir- ¿tenés algo dulce?
Por supuesto que tenía. Las mujeres despechadas y la época de pascua son los dos eventos que traen a las grandes fábricas chocolateras ganancias extraordinarias. Cada vez que una mujer sufre, los productos chocolatosos se ven afectados con un aumento inesperado de las ventas. Todos excepto los Ferrero Rocher que son el símbolo del aniversario del amor.
-Si, creo que algo de chocolate tengo en la heladera.
Sin soltarme, trató de hacer que me siente y me alcanzó lo que quedaba de un Tres Sueños de Cadbury (¡Acertó!) y me obligó a que tragara tres bloquecitos.
-¿Qué comiste?- Me preguntó intuyendo lo que yo sabía.
-Tengo ganas de vomitar.-Le contesté, tratando de evitar esa pregunta.
-Estás muy pálida vos. ¿Querés que llame a un médico?
-No, no quiero. Quiero que me abraces y no me sueltes nunca.-La presión baja me debilita las defensas, el orgullo, la dureza, todo. Estoy empezando a pensar que es muy peligrosa.
Me ayudó a incorporarme -si, todo ese tiempo estaba sentada en el piso de la cocina con cara de que acababa de ver un fantasma- y me abrazó. O mejor dicho me sostuvo un largo rato.
Cuando me recuperé un poco me dijo despacito al oido:
-Tenés razón. Te debo una explicación.

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