Llegó a un punto. También yo tengo limites.
Y esta vez...
No Dios, no puedo tener tantas ganas.
Más porque de la manera que las siento, de la forma en que trato de ordenarlas, logica y sistematicamente, no encaja con su naturaleza efimera y escandalosa.
Febril, somnolienta y viva, algo perecedero pero que perdura como un recuerdo mucho más tiempo del recomendado por los médicos.
Así me tenés, sabelo.
La abstinencia no es una de mis preferidas.
Y en cuanto a lo demás, por supuesto, tambien te amo.
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