Te escribo con el estómago partido y en la cabeza una replica de la guerra de los cien años, como si en este estado me salieran mejor las palabras que los silencios, como si en este estado pudiera planificar algo más que tomar una pastilla e ir a dormir.
Te escribo porque siento la necesidad de hacerlo -oportunos antojos- y poque tengo necesidad de decirte lo que tengo para decirte.
Tengo un abrazo. Una canción, un beso. Tengo una caricia para tu panza, otra para tu espalda. Tengo muchos silencios. Tengo pocas palabras.
Tengo una certeza. Una bien grande, irrefutable.
Quiero mi vida con vos y nada va a detenerme. Ni este solor de cabeza, ni la acidez de los nervios, ni la distancia que pretende hacer lo suyo, ni el tiempo. Sos lo que quiero. Absolutamente TODO lo que necesito y busco. Un refugio. Una promesa. Un barco en el medio del océano. Una sonrisa. Sos una vida que quise para mí, sos MI vida. Sos todo lo que encierran esas seis letras. Mi todo, mi océano, mi universo, mi infinidad. Lo que se ve y lo esencial. Sos mío, pero no mío en el sentido de que me pertenecés, sino mío porque me comprometí a que seas mío, te adopté como mío. Mi vida. Mi corazón. Mi razón, todas mis razones.
Cuando te pido que no me dejes en realidad no te estoy exigiendo nada, ni siquiera que no me dejes. Estoy pensando en como sería mi vida si te perdiera a vos, que sos mi vida. Y no puedo. Y no quiero que me dejes porque no puedo imaginar ni siquiera el presente sin vos. No puedo imaginar no tener noches de lectura, abrazados, yo leyendo, vos explicándome, yo metiendo comentarios, vos riéndote. No puedo imaginar no poder preparar almuerzos y cenas con toda la dedicación, no puedo imaginar no obligarte ir al supermercado.
No puedo ni siquiera plantearme la posibilidad de esperar ansiosa mirarte a los ojos (tal vez recordarte que antes de rendirnos fuimos eternos) de besarte los labios, de reírme con tu risa, de abrazarte, de recordarte a cada instante.
Sos lo primero en mi vida. Tenía demasiadas ganas de decírtelo.
Muero de ganas de verte, de verte más seguido, de sentirte cerca.
Te amo.
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