Y nosotros, ilusos, que pensábamos que a esos hijos de re mil puta le iban a dar la pena máxima, una sentencia ejemplar para la punta del iceberg que es la trata de personas, sobre todo en esas provincias pobres y las fronterizas del norte. Y nosotros esperábamos festejar de corazón junto a Susana Trimarco, como una forma inútil pero significativa de reconfortarla después de estos diez años de lucha ininterrumpida. Y esperamos demasiado. Esperamos 130 testigos, esperamos diez meses, esperamos que los jueces miren con cara de incredulidad a los imputados cuando defendían su rubro como whiskeria y no burdel.
Tal vez esperamos demasiado. Tal vez hay gente que no merece llegar a lugares tan influyentes, tal vez, y solo tal vez, habría que hacerles notar que ellos también están siendo un poco putas en este momento, aceptando dinero a cambio de hacer lo que sus clientes quieren. Tal vez un retrato de sus propias madres o de sus esposas o sus hijas, inoportuna idea tardía, pueda haberlos hecho recapacitar en un momento. Pero no. La corrupción que corre por sus venas no les permitió recordar que nacieron de un puto útero, que fue una mujer quien los crió y que ellos mismos disfrutan de la libertad y del sexo.
Y no se trataba de su propia comprensión, tuvieron en frente testimonios desgarradores, chicas que habían sido liberadas por la lucha a pulmón de esa mujer que no dudó en acusar a las familias más poderosas del feudo de Tucuman, desenmascarar negocios en La Rioja, en Buenos Aires y en España. Si total eran putas, ¿y a quién le importan las putas? El grado de cinismo, la falta de respeto a la sociedad toda, la falta de justicia en sus decisiones es increíble.
Estoy hablando de ustedes, Alberto César Piedrabuena, Emilio Andrés Herrera Molina y Eduardo Antonio Romero Lascano. Los hijos de puta de turno. Los que nos dejaron desamparadas en un simple acto, con una simple palabra, a todas y cada una de las mujeres argentinas.
Lo que ustedes hicieron esta tarde fue entregarnos a todas a las fauces del lobo. El lobo, hoy, está festejando, el gran lobo puede seguir secuestrando, torturando, esclavizando, explotando, violando y vendiendo mujeres GRACIAS A USTEDES.
Hoy más que nunca TODAS somos Marita Verón. Desde este blog, desde donde estoy parada sumo mi voz al BASTA general. Basta de trata de personas, basta de injusticia, basta de corrupción.
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