Puse tu corazón sobre un pedestal de oro.
Me senté frente a él a mirarlo
con la cálida luz que caía
en forma de rayos.
Quedó mi corazon en tinieblas,
opacaba la luna en un verso,
y callaste, discreto y siniestro,
tu discurso sobre el universo.
Mientras tanto, yo te miraba.
Sonreía con prisas al viento,
¡Qué milagro tu boca acercando
mis labios al cielo en un beso!
Mientras tanto, yo me reía,
suspiraba mi sueño primero,
Que mania la tuya de verme
comenzar otra vez desde cero.
Te propuse mirar las estrellas,
a la noche, cobijados del viento,
me dijiste que tal si nos vamos
y emprendemos un viaje sin tiempo.
Mientras tanto, yo me acordaba
de lo mucho que amo tus recuerdos,
si es la única fe que me queda,
por lo menos es algo en que creo.
Mientras tanto, yo dibujaba
treinta cruces de trazos certeros
omitiendo los días tachados
y llenando los otros de afecto.
Te extraño mi vida :(
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