Para ser un país tan joven, Argentina tiene una historia muy brusca, muy violenta, muy extremista.
Pasamos del amor al odio, del exito al fracaso, del miedo a la soberbia en cuestión de minutos.
Tenemos historia de revoluciones, y también tenemos la capacidad de desvirtuar cualquier ideología que se nos presente.
Mahatma Gandhi, un hombre al que personalmente admiro muchísimo porque demostró al mundo que se puede sin poder, que se hace sin violencia, que se cambia el rumbo del mundo sin destrucción de por medio, dijo "No hay caminos para la paz, la paz es el camino." y yo la adopté como frase de cabecera.
La lucha contra la violencia significa mucho para mí. Es mi forma de cambiar al mundo, es mi granito de arena. Es mi forma de pensar en los demás.
Soy partidaria del cambio, de la revolución, de la evolución, de la civilización, de la solidaridad, de la igualdad, de la fraternidad. Para ello, soy ferviente defensora de la educación. De la educación para la libertad.
La lucha para la libertad es otro de mis ideales, pero mi lucha va acompañada de la educación, la responsabilidad, la ética y el libre albedrío. Creo que todas estas características en una persona hacen que sea libre. Libre y justa. Defensora de su libertad y de la libertad de los demas.
Miguel Hernandez no pudo haberlo dicho mejor:
"Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida."
"AUN TENGO LA VIDA" es una frase que rescato. Luchar hasta el último aliento. Para la libertad.
¿A qué viene todo esto? Bueno, en realidad, me molesté bastante al escuchar el kilombum tremens que pasó en el Colegio Nacional de Formosa. El pendejo "revolucionario" es un chico que lastimosamente -y digo lastimosamente porque de verdad me molestaría que me relacionen con él- lleva como segundo apellido el mío. Y lo hace notar, como si de la oligarquía se tratase.
Fraudes electorales, la razón del revuelo. Eso, y represión policial.
Si, soy de un lugar en donde es normal que la policía abuse de su poder, pero creo que la violencia es fruto de un choque de intolerancias, y esto realmente lo fue.
Soy partidaria del libre albedrío, y no está entre mis ideas el "adoctrinamiento de las masas" sino la educación a las personas. Lo que hace el chiquito este -que se considera del partido obrero (?)- es inducir a sus compañeros -que no agarraron nunca una pala ni un libro y no tienen NI PUTA IDEA de por qué mierda pelean- a actuar de determinada forma, "en contra del sistema", lo que hace la policía es reprimir cualquier sintoma de pensamiento distinto. Tch... Choque de intolerancias.
La revolución verdadera viene de la mano de la razón, no de la fuerza. La revolución comienza con nosotros haciendo bien las cosas antes de exigir a los demás que las hagan bien. La revolución es el sueño puesto en marcha, la ilusión de un mundo mejor comenzando Ya.
La libertad al servicio del sentido común.
UNA REVOLUCIÓN VIOLENTA ES GATOPARDISMO, y necesita violencia para mantenerse. Porque los revolucionarios, igual que los Sicilianos, creen que su ideología es perfecta, y que cualquier adaptación es sintoma de debilidad.
Una revolución verdadera lleva tiempo, pero se introduce en los huesos de los nuevos hombres y mujeres, en el habito, en el caracter, en el alma y logra que el mundo cambie y mejore, evolucione, revolucione.
Amor a la revolución es amor al cambio, al renacer, a la paz. Todos estamos en busca de ese bien absoluto, para eso revolucionamos.
Sepamos que ese bien absoluto no incluye, de ninguna manera, la violencia. Y tiene la capacidad de dialogo. No la perdamos nosotros.