Mar adentro, mar adentro,
y en la ingravidez del fondo donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades para cumplir un deseo.
Un beso enciende la vida con un relámpago y un trueno,
y en una metamorfosis mi cuerpo no es ya mi cuerpo;
es como penetrar al centro del universo…
El abrazo más pueril,
y el más puro de los besos,
hasta vernos reducidos en un único deseo…
Tu mirada y mi mirada como un eco repitiendo,
sin palabras… más adentro, más adentro,
hasta el más allá del todo por la sangre y por los huesos.
Pero me despierto siempre y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca enredada en tus cabellos.
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