Pastillitas del olvido, tengan el recuerdo vivo
de la noche que lo vi bailar.
Se movía como loco, inestable y caprichoso y era triste como mi cudad, como mi ciudad...
Yo, que te di todas mis noches a vos, sin lamentos ni reproches.
Te di, en las noches y los días, mis mejores melodías en las horas más tremendas de mi vida.
Yo te espero todavía, yo creo que el olvido es una fantasía.
Y así, destinada a padecerte sigo loca como siempre, inventando lo que sea para verte.
Bailá tu milonga preferida, que está oscuro todavía,
que amanece y se nos acaba la vida.
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