Desde lejos, Gabriel Garcia Marquez y Miguel Hernandez me hicieron señas para explicarme que estaba de verdad muy borracho.
Atiné a reirme a carcajadas, secundada por Karl.
Realmente no era que estaba un poco alegre, sino que ya no se podía mantener de pie.
"me convidás?" Me preguntó Ernesto, señalándome con un gesto la copa que vos me acababas de pasar.
"No," le conteste cuando la risa me dio espacio, "estas que no te podes parar."
Me miró con aires ofendidos y agregué "además, no es mia."
Parece que esto lo tranquilizo y dijo "tenes razón, voy a por un vaso de agua."
Solo entonces, Sartre y Marx, me miraron. Nadie mas que yo podía preguntartelo.
"¿Por qué viniste?"
Con un hilo de voz, con la inseguridad de la pelea inminente en la que yo estaría serena y vos probablemente muy alterado me respondiste "Para hablar con vos."
27 septiembre 2008.-
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Dale, hablame, me vas a hacer muy feliz.