jueves, 14 de julio de 2011

Yo sé que no tengo palabras.

Pero ellos si tienen las letras de mi boca, la sangre de mi lengua, la dureza de mis dientes. 
Tienen ellos mi respeto, mi admiración y sé que ellos saben lo que quiero decir.

Mañana cuando te levantes
Y pienses lo que dije ayer
Ay viejo que en este juego
A mi siempre me toca perder.

Todo comienza otra vez:
El fuego, la piedra, el canto ancestral,
señales en el firmamento.
Semilla, la tierra, plegaria tribal,
la lluvia, la luna y el viento.

Quizá porque mi niñez 
sigue jugando en tu playa, 
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor, 
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya.
 Vull cantar l'amor. Al primer. Al darrer.
Al que et fa patir. Al que vius un dia.
Vull plorar amb aquells que es troben tots sols
i sense cap amor van passant pel món.
 Vull alçar la veu,
per cantar als homes
que han nascut dempeus,
que viuen dempeus,
i que dempeus moren.

No hay nada más bello
que lo que nunca he tenido.
Nada más amado
que lo que perdí.
Perdóname si
hoy busco en la arena
una luna llena
que arañaba el mar...
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
   hoy ceno contigo, hoy revolución,
   reyes que pierden sus coronas,
   verte entre la multitud,
   abrazos que incendian la aurora
   en las playas del sur.
A veces no puedo dormir,
y sé que te vas a reír
pero ando loco buscando la melodía
que te congele en mi abrazo,

que te retenga a mi lado. 
Gente que miente por un trozo de calor,
que reza por que pare el ascensor,
atrapado contigo.  
Alguien me contó que llevaba cien días
encerrada en aquel bar,
pidiendo fuego o alguna pista
que le ayudara a encontrar
la luz dentro del laberinto,
el mapa donde está escondido,
el mar donde arden las promesas,
donde solías naufragar. 
Y yo afilando lunas, perdida en el hotel,
encontrando tus caricias en el neceser.
Y yo buscándote en el espejo azul del baño,
en la ropa cansada del armario.
Si ella se va no trates nunca de entenderla.
Maldice sus pasos.
Nunca creas sus despedidas, sus promesas, su explicación.

Y provoca llanto y dolor,
que queme su conciencia como el sol,
que el adiós le corte como una cuchilla.
No te confundas, ella es la asesina. 
 Cansada de ir cada noche a los mismos bares,
buscándote aunque sé que no estás, que no voy a encontrarte.
Cansada de ir cada noche lamentando tu ausencia,
directamente a tu altar para hacerte una ofrenda.   
Te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia

más que desear la paz.
  Pero dos que se quieren, se dicen cualquier cosa
Ay ! si pudieras recordar sin rencor.

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