miércoles, 21 de marzo de 2012

(1310) A Ella no le gustamos los universitarios.

Hoy terminé concluyéndolo: A este gobierno nacional no le gustan los universitarios. De ninguna orientación política, ni siquiera sus propios militantes. A ellos les sonríen vagamente pero no les dan mucha bola porque son eso, universitarios.
"Para hacer kilombo tenemos a los que no estudian, para hacer defensas estúpidas frente a las cámaras tenemos a los graduados" dicen ellos. A los universitarios no nos dan bola.
¿Por qué? Porque somos una "minoría de elite" que decidió superar las expectativas de un estado que pretende ser de Bienestar sin olvidar los negocios, sin rozarle un pelo al socialismo, porque en general rechazamos el plan de finalización del secundario que ellos nos ofrecieron regalar muy amablemente al terminar en tiempo y forma el secundario, porque somos los "hijos de los 90", porque nos formamos para ser "mejores que los demás", porque, seamos lo que seamos, alguna vez vamos a trabajar para un "corpo" y ¿qué pasa si esa corpo no los favorece a ellos? pero sobre todas las cosas, a la mayoría de nosotros nos cuesta tragarnos los slogans. Existe en nuestro vocabulario la palabra DEBATE. Existe en nuestro entendimiento el diálogo, la curiosidad científica, el valor de las ideas, el sentido de sociedad, de comunidad y no de individualismo, como intentan hacer notar. Nosotros queremos ser mejores, es cierto, pero no mejores que los demás: Queremos ser mejores que nosotros mismos para fomentar el desarrollo en un país tan grandioso como es este en el que vivimos. Queremos un futuro mejor para todos, no sólo para nosotros mismos, tenemos ideas. ¿Es eso lo que tanto miedo les da?
Todos los planes "lalala para todos" no es más que un mero intento por tener la pobreza (y digo pobrecia porque el para todos quiere decir para todos los que conformen la franja de pobreza, no tengan obra social, no tengan ingresos más que los que por subsidios o tranferencias otorgan ellos.) regulada, controlada, tabulada y registrada en un sistema nacional al que poco le importa de donde vengas o hacia donde quieras ir, con tal de que se quede quieta esa franja. Es decir, mientras la situación de la franja regulada, controlada, tabulada y registrada no mejore ni empeore, pero que tampoco se mueva, tampoco genere una inquietud de mejorar por sí misma sus condiciones de vida, de trabajo, de estudio, de salario, mientras no quiera pertenecer a organizaciones sociales que no pueden ser compradas, si es que tiene algún interés, mientras siga mirando Tinelli a la noche y al día siguiente la seguidilla de repetidoras, mientras siga comprando Paparazzi, Caras, Pronto (esas revistas muy de los 90, que muestran un lifestyle too rich and too famous, de los muertos de hambre que son los especímenes que muestra la tv argentina),  mientras puedan seguir tragándose los discursos de mentiritas de un grupo de impresentables pagados para tal misión, mientras el interés político se centre solo en ese día de las elecciones, ir, llevar la boleta armada (esta parte, sépalo ahora, es una de las más importantes del sistema electoral argentino), volver a su casa, prender la tele digital abierta libre y gratuita en el lcd, y escuchar que su voto fue parte de una multitudinaria montaña de votos que protegen todo lo que tiene gracias a actuar como actuó, en ese sublime acto de cesión de la voluntad al mejor postor que es, en este caso, su propio sufragio, y cuando el dirigente barrial venga y diga vamos, que tenés que salir con banderas se calce las zapatillas, y el joggin, porque el resto es todo merchandising entregado para la ocasión (remera, gorrito, bincha, bandera) y salga a aplaudir y abuchear según sea la voluntad del carismático líder, y mientras que esa franja no sepa que lo más macabro de todo es que con ese actuar esta comprometiéndose a resguardar la seguridad del status quo, o lo sepa vagamente y no le interese, que es en realidad lo que pasa en este momento.
Para lograr un progreso hay que generar interés en ese progreso, es como cuando a un chico se lo estimula para que lea o pinte o dibuje o haga música, o aprenda a contar con los dedos, o modele en plastilina en vez de dejarlo frente a la tele todo el día. Y todos somos chicos, políticamente hablando. A todos nos parece muy complicado el sistema, muy aburrido, inalcanzable. Entonces yo planteo, si a esa gente, a esos chicos que no fueron estimulados hasta ahora, encontraran alguna forma de hacer política todos los días, de ver que no deberían existir niveles sociales estratificados con vidrios blindados en el medio imposibles de traspasar donde en unos se trabaja para vivir y en el otro se gestan las decisiones más oscuras, guiadas por quien sabe que intereses -y a quién le importa ¿no? si total el que trabaja para vivir va a seguir en esa faena, a veces trabajando más duro, a veces menos- se podría ver una solución conjunta, buena para todos, igualmente buena para todos, que de eso se trata la igualdad de oportunidades.

Yo creo que podemos ser un gran NOSOTROS. Nos quieren hacer ver que la Argentina está dividida en sectores que son mutuamente excluyentes, y no quieren que abramos los ojos porque vamos a ver que el único camino al acuerdo es el dialogo. Y humanizar al prójimo no es parte del plan del gobierno nacional. Es más, se centra en todo lo contrario, en demonizar esa "cosa" que es la "opo", esas diabolicas organizaciones que son las "corpo" e intentar intensificar las diferencias y convertirlas en barreras insuperables en vez de buscar el consenso, el diálogo, el acuerdo, el debate.

Yo aun creo en la política honesta. Por eso en el 2015 mi voto va para Hermes Juan Binner. Porque soy la sangre joven del FAP y porque mi compromiso no se termina al meter el voto en la urna.


***
Volviendo a lo de las "corpo", odio esa moda de acortar las palabras para sonar más cool. Se le adelantaron unos años, viejo, pero no engañan a nadie. Es como escribió Orwell en 1984, una triquiñuela psicológica: "Incluso en las primeras décadas del siglo veinte, las palabras y frases abreviadas habían sido uno de los rasgos característicos del lenguaje político y era notorio que la tendencia a usar abreviaturas de este tipo era más marcada en países y organizaciones totalitarias.(...) Al principio esta práctica se había adoptado instintivamente, pero en neolengua [el idioma oficialista de Londres en la novela] se utilizaba con un propósito consciente. Habían observado que abreviando un nombre se estrechaba y alteraba sutilmente su significado, perdiendo la mayoría de asociaciones de ideas que de otra manera habría mantenido. Las palabras Internacional Comunista, por ejemplo, evocan la imagen polifacético de solidaridad humana, banderas rojas, barricadas, Karl Marx y la Comuna de París. La palabra Comintern, por otro lado, sólo sugiere una organización tupida y cerrada, con una doctrina concreta. Se refiere a algo tan fácilmente reconocible y limitado en su propósito como una silla o una mesa. Comintern es una palabra que se puede pronunciar casi sin pensar, mientras que Internacional Comunista, es una frase en la que uno tiene que detenerse por lo menos unos momentos."

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