lunes, 12 de marzo de 2012

1368 dias.

Nunca me sentí tan completa en mi vida. Nunca antes había sentido la esperanza golpeándome el pecho diciendo ¡La Puta Madre, estás haciendo bien en creer lo que creés! y esa, exactamente esa fue la sensación que sentí cuando salí antes de ayer del Patio de la Madera.
Hace unos meses, un arrollador 54% nos dijo que el estar de las cosas no iba a cambiar, que no había posibilidades de deshacer un tejido que, a pesar de estar muy mal hecho, estaba demasiado avanzado como para deshacerlo. Salí del cuarto oscuro feliz, era la primera vez que votaba, y mi voto - yo sentí- valía la pena. Era minoritario, sí, en realidad esperaba un milagro que no ocurrió, pero valió la pena.
Y volví a Rosario. Volví con la amargura de decir bueno, ya fue, cuatro años más de lo mismo. Y quién sabe si más. Pero volví a Rosario, no a cualquier ciudad, y me encontré con que acá la esperanza, ese 17% que movilizó despacito al país seguía vivo y con más ganas de trabajar que nunca.

Sé que existen un montón de errores que hay que corregir, pero nos quedan 1368 días para seguir aprendiendo.

Soy la sangre joven del FAP, y porque creo en la honradez política, yo sigo con toda mi convicción a Hermes Binner.

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