miércoles, 3 de junio de 2009

Relato de cuando se fue.- 5ta parte

Por supuesto que tenía una explicación: Siempre tiene una explicación para todo. Lo peor de todo es que no necesita recurrir a la mentira, y siempre hace tambalear mis decisiones "definitivas."
Así que me dispuse a escucharlo, pero él me dijo "estás muy pálida ahora, te debo una explicación pero te la voy a dar cuando te mejores" y me acompañó a la cama. Me acosté -sin mediar palabras- y él se sentó a mi lado. Solo ahí le dije:
-Necesito esa explicación. Estoy bien y me va a hacer mejor escuchar un justificativo de tu desaparición. Nunca te pido tickets de vida, lo sabés. Pero esta vez quiero saber, por lo menos donde dormiste este ultimo fin de semana.
Ahí comenzó su larga historia, que empezaba -como yo suponía,- un poco más de dos meses atras.
-¿Te acordás del día en que vos querías salir a tomar mate al parque y yo no tenia ganas?
-Si, me acuerdo, fue en abril, hacía un sol con frio espectacular para mate y facturas.- No lo dije en tono de reproche, sino acordandome simplemente, y teniendo en cuenta que la mayoria de las comidas eran como mate y facturas para él: No le gustaban pero las comia igual como si no tuvieran sabor. (siempre me acuerdo de esas cosas, no tengo idea por qué.)
-Bueno, ese día nos quedamos en casa mirando tele, ¿no?
-Si, la pelicula (mas aburrida que vi en mi vida) de los dos vagos esos de 40 años (que siempre pasan en el Pulqui, no tienen otra parece.)
-Si, esa misma. Vos estabas aburrida, se te notaba. - me dijo. (NOOO, mentiiraaaa ¿por que decis eso? ¬) -Además agarraste tus apuntes en medio de la peli.
-Si, un poco, porque yo quería salir.
-Exacto.
-Pero vos estabas congestionado.
-...
-¿Y?
-Que podríamos haber ido, pero el tema era que yo no tenia ganas.
(Nooo, no me di cuenta, en serio? Ni congestionado estabas¬)
-Ah, ¿Y? Es decir, ¿en que me beneficia o me perjudica eso ahora?
-¿Querías que te explique o no?
-Si, pero odio que no la hagas corta.
-Bancate- y me dedico la más linda sonrisa suya- Ese día vos querías salir porque no te podias quedar conmigo, tenías que ir a estudiar a no se donde y rendías al día siguiente.
-Ajá. -Clasica respuesta mía cuando completo mentalmente la informacion.
-Ese día cuando te fuiste yo te di un beso y te dije éxitos, mañana te mando un mensaje. Y el mensaje no llegó. Por supuesto, vos tenías cosas en que pensar pero te acordaste de eso, como siempre. Y yo no, yo me olvidé. A las seis de la tarde, cuando yo yacía inconsciente de mi "corta" siesta, me llega un mensaje tuyo diciendo "Si te interesa, me fue bien."
Yo me re calenté, ¿como no me iba a interesar? Y no me di cuenta que de verdad yo era el del error.
Y ahi fue que hablamos, de lo mismo de siempre, y peleamos por lo mismo de siempre, como siempre, y así puedo darte mil ejemplos.
Yo, mientras tanto, lo miraba con una expresion que pretendía ser entre incrédula, amable y paciente, intentando demostrar o menos posible que odio esos relatos que tardan dos siglos en terminarse.

-Te la hago corta,-me dijo, quizá adivinando mi expresión- me puse a pensar y creo que tenías razon en todo lo que me dijiste. De hecho no me dijiste ni el 10% de lo que debías decirme, de lo que estabas en todo tu derecho de decirme. Y ahí fue que te hable del cambio. Bah, unas semanas despues.
Yo me acordaba perfectamente de eso: a 300 km de distancia, yo sentada como indiecita* frente a la PC, llenando con lágrimas el océano atlántico balbuceando un apenas entendible "no me podés estar diciendo eso, no me dejes, no me dejes." y vos, del otro lado, casi apoyando todo tu peso contra el teclado, cuidando que ni vos mismo escuches el sonido de tu llanto, tratando de explicarme las razones de esa decision, de por qué me querías dejar para poder cambiar.
Yo te dije algo que para mí era lógico: No te voy a dejar solo porque sos lo que elegí, y me prometí a mi misma acompañarte en todo lo que necesites. Terminaste...
-Terminé llamandote.-me dijo, sacandome del letargo, como si hubiera escuchado todo lo que dije mentalmente. -Y rogandote que volvamos, que no podía estar sin vos, que de verdad te necesitaba. No mentí, y lo sabés.
-Si, lo sé- le dije con un hilo de voz.
-Pero como te dije ese mismo día, los cambios a mi me duran dos días: De hecho me duró una semana, exactamente una semana el cambio: de Jueves a Jueves.
El Jueves hablamos por teléfono un rato largo. El viernes casi ni hablamos. El sabado vos me dijiste que estaba cortado, y ese domingo...
Me quedé a la espera del fin de esa oración. Un interminable segundo despues, la completo:
-Ese domingo, lunes, digamos, me olvidé que era nuestro aniversario. Una desfachatez total. Sabía que no servía pedirte perdón, sabía que no iba a servir darte la razon, que no servía decirte te prometo que... Porque esa frase en mí tiene menos validez que en un politico. Tan distinto de vos. Vos nunca usas esa frase, pero cada palabra que sale de tu boca es un juramento, y así como juramento te encargas de cumplirlo al pie de la letra.
-Debe ser la personalidad de cada uno.- le dije, usando por enesima vez la misma frase.
-El día que te comenzo mi cambio te dije (¿prometí?) que iba a demostrarle a la personalidad y a la naturaleza que eso puede cambiar. Y, raro de mi, no lo hice.
-¿Y por eso te fuiste un fin de semana?
Se quedó callado un momento, el suficiente para que yo reevalúe mi postura.
-No, me fui porque no podía hablarte. Me aterraba el hecho de escuchar del otro lado "una semana duró el cambio" o lo que es peor "nunca vas a cambiar, no se que hago yo con vos"
-¿Tan cruel me consideras?
-Cruel no, hubieras estado en todo tu derecho. Siempre trato de arreglar los mocos con mensajitos, como si eso supliera algo de lo que te falta. Me di cuenta que mis celos residen en que yo sé lo que soy y soy consciente de que podés encontrar alguien mejor que yo.
-¿Mejor que vos? Es imposible, ya estas diciendo boludeces. No necesito a nadie mas que a vos. Pero aun no entiendo por qué te fuiste el fin de semana.
-Te dije que necesitaba irme.
-¿Para...?
-Para... no tengo idea. Escaparme de mi realidad, supongo. Me fui a Paraná, a la casa de un amigo que vive ahí. Pensaba salir, hacer algo que me alejara de todo el nudo en el que me había metido.
Y solo conseguí hacer esto.
Y mientras me decía lo ultimo, sacó del bolsillo del pantalón una carta.

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