domingo, 26 de febrero de 2012

Lo que importa de los muertos.

No suelo horrorizarme demasiado -mentira, me horrorizo más- pero tienen que admitir que me dan razones.
Voy a buscar los anteojos porque necesito que se me resbalen hasta la punta de la nariz para poder horrorizarme en paz. Además, tengo que dejar que termine Mis Madrugaditas antes de poder odiar a alguien.
Resulta que sí, amo a este país. Amo el patriotismo, muy a pesar del revisionismo histórico anacrónico que quieren imponernos. A mi no me imponen un carajo. Yo sigo pensando en mis próceres -míos, porque los amé desde chiquita, míos porque los adopté de ejemplo- como seres humanos que, como en otra ocasión escribí, supieron dejar de ser mezquinos humanos y tender sobre ellos un manto de divinidad pensando, haciendo, luchando por algo más grande, más trascendente que sus propios intereses.
Hoy tengo ganas de escribir vulgarmente, se que no me van a bancar demasiado, pero estoy segura que si lo traducen al vocabulario que normalmente leen sé que lo encontrarán oportuno.
Hay varias cosas, a diferentes niveles que me gustaría recalcar.
No puedo pasar por alto que hubo cincuenta y un muertos en Once. Cincuenta y un familias que se quedaron sin una persona importante -SI SEÑOR SECRETARIO DE TRANSPORTE, SEÑOR JUAN PABLO SCHIAVI, TODAS LAS PERSONAS SON IMPORTANTES PARA ALGUIEN (y de paso usted es un flor de hijo de puta, lo mandan a un velorio y que le dice a los deudos, ¿eh? "Che, están buenas las pepas ¿Quién las hizo?")- Perdón, me saqué. Solo que me parece inconcebible que una persona que debe estar instruida en el arte de la diplomacia diga SEMEJANTE barbaridad para "tranquilizar" a los deudos, que en una tragedia de esta magnitud somos todos, todo el país bajo una misma insignia negra de duelo. Pero no se confundan, cuando una muerte es evitable, cuando una muerte es producida por la irresponsabilidad, por la corrupción, por el robo, la malversación y es sistemáticamente anunciada con cada partida de cada tren, de cada colectivo en malas condiciones, con cada metro de vía desactualizada, con cada metro de ruta y de autopista alegremente concesionada, sin regulación de inversiones, de mejoras que deberían figurar en contrato - escúchenme bien, EN CONTRATOS, NO EN DECRETOS NI LEYES-, en cada uno de los controles de calidad al cual le hicieron la vista gorda por una senda coima, eso, aunque haya menos de 50, aunque haya 6 y aun si hay un muerto solo, fatalidad aparte, una sola familia que sufre la muerte de un ser querido, eso, señor secretario de transporte, es una tragedia y usted es automáticamente un caradura público. Porque caradura se es siempre, pero se hace público cuando sale a decir estupideces sin que se le caiga la cara.
Hay dos puntos más que me gustaría recalcar sobre esto: Primero que nada, el silencio de la presidencia, ni una palabra de aliento, ni una promesa, vacía aunque más no fuera, señora, hoy más que nunca el 54% necesita de sus palabras tranquilizadoras... Bueno, estoy suponiendo sin bases. Los trenes son un negocio de lavado de dinero, señora presidenta, se le cae el esquema a pedazos señora presidenta y usted lo que hace es ordenar que nadie hable, siempre desde el calafate. Bah, es lo que siempre hace, señora presidenta, ordenar que nadie hable: para eso tiene su ejercito de "mercenarios" de la opinión pública, que pagamos entre todos,   y quiero hacer hincapié en esto, PAGAMOS ENTRE TODOS, para que se coarte la opinión publica. No voy a olvidarme, porque tengo la memoria frágil pero no para estas cosas, de los carteles que vistieron mi ciudad de Rosario con la inscripción La TN adentro. La violencia, dije en ese momento y lo sostengo, nunca es la solución. Acusa a diarios opositores de mentir... ¿Con que bases señora? Con la unica base que le importa: Usted da planes, la votan. Negocio redondo, nadie crece excepto sus amigos violentamente ricos. La clase media se empobrece, los pobres se estancan en un abismo sin instrucción, sin educación, sin libertad de pensamiento, sin herramientas para poder forjar un futuro más alla del que usted "mesiánicamente" les ofrece.
Se le va el país al carajo, señora presidenta, porque no es tan fácil manejar un país como una provincia, un país dispone de más medios, de más prensa, de más ojos, de más labios y es IMPOSIBLE comprarlos a todos.
Y tengo una razón para decirle que este país se va al carajo, y es el tercer punto:
Los destrozos en la estación de once. Al pueblo entero va esto, ¿Qué estamos haciendo...? Nos quejamos del control, de la falta de seguridad, de la represión, nos quejamos de las balas de goma, de los "negros villeros", nos quejamos de los gorilas, de los conservas, de los zurdos, nos quejamos, nos vivimos quejando.  Y cuando nos toca a nosotros, ¿que hacemos? Decimos, como Susanita Chiruzzi "Qué barbaridad!" e instamos a los demás a decir su "Qué barbaridad" para seguir viviendo. Pero no podemos seguir mirando a otro lado. Nos exige el país, nuestro propio despertar nos exige que no miremos a otro lado.
Había gente reclamando la aparición de un chico -acá está lo más terrible de la fatalidad- de un chico de mi edad, de Lucas, cuyo cuerpo fue encontrado dos días después entre los vagones tres y cuatro. Y había gente que no estaba reclamando eso. Y pintó el pogo, pintó la destrucción, pinto el vandalismo. Noteros y camarógrafos haciendo un trabajo de mierda, expuestos a las piedras y los palos, sin mucho que decir, ¿Qué se podía decir? "Hay un grupo de inadaptados sociales, sin que eso sea discriminación, que, alejándose completamente del motivo primero del reclamo, estan pateando, rompiendo, apedreando, quemando y destruyendo la cosa pública y algunas cosas privadas, como ese doloroso golcito gris al que le rompieron todas las ventanillas, como esos molinetes que bajaron a patadas, como esos tachos que se estan incendiando. La policía responde bastante pasivamente -si responde de otra manera la sociedad toda se ofende, y con esto no estoy queriendo ponerme a favor del abuso de autoridad, de la represión ni mucho menos- pero arroja muchisimo gas lacrimógeno (cultura general, hablando de todo un poco, señores periodistas, el gas lacrimógeno NO es gas pimienta, el gas pimienta mata.), tanto gas que ni ellos mismos pueden ordenar un cordón de seguridad. Ahora están cerrando las puertas, y la gente sale por las rendijas cada vez mas pequeñas que dejan las persianas al bajarse. Algunos inadaptados salen, como la señorita esa con la remera negra que dice LOVE. Nosotros quedamos adentro, (y en ese momento la notera piensa, por pelotudos, mirá lo que hago por una paga de mierda, me meto en estos kilombos, la re puta madre.). Del otro lado de la estación aun queda gente armada con piedras. No se ve nada. Estoy que me muero del dolor de garganta, me gustaría que haya ambulancias afuera. Y la chica con la remera de Love está fantástica respirando aire puro afuera. El accionar de la policía tarda, tarda en formar un cordón que haga que los que están rompiendo y destruyendo cosas retroceda. Esta gente nada tiene que ver con el reclamo de los familiares y amigos de Lucas. Vino a hacer destrozos. Y siendo un delito, la policía no acciona debidamente. No hay esposados, no se detiene gente. Están simplemente tratando muy suavemente de controlar una situación que ya se fue al carajo desde la primera patada."
Esta situación en Once que no arroja más que escombros a una situación ya de por sí complicada habla de lo que somos como argentinos. Un grupo de gente que hace las cosas mal. Un grupo de gente que hace kilombo por el simple gusto de hacer kilombo. Un grupo de gente que filma y no interviene. Un grupo de gente que mira desde sus casas y se indigna. Un grupo muy pequeño de gente que desde su posición, con su conocimiento, con su criterio y sus ganas, hace.
Las cinco argentinas.

Ahora nos toca a nosotros decidir en cual de las cinco argentinas estamos mejor.
A mí no me gusta callarme la boca.

1 comentario:

  1. Te prometí mi opinión, acá está mi opinión :P

    Primero, la parte gorilona e insensible que me corresponde: no me movilizó en nada el accidente. No me dió ni siquiera para decir "pobre gente" y yo sé que todos tus lectores se están asombrando y pensando en cuán hijo de puta puedo llegar a ser pero no veo qué clase de acción diplomática, humanística o que puede llegar a hacer la presidenta que todo el mundo está esperando que hable. Es gente que murió un accidente; ¿trágico? Claro que sí. ¿Evitable? Seguramente; pero me sigue shockeando y dando más impotencia el caso del chico que mataron directamente por un celular antes que todas estas personas y era uno solo. Eso para mí es injusticia, ahí es dónde está el fruto de la inactividad policial, de la corrupción, etc. En una sola persona que muere a causa de un delito que en un sólo mes suman que el tema de Once.

    Eso no quiere decir que valorice más su vida que la de los de la tragedia, pero yo personalmente veo demasiado amarillismo y demasiado oportunismo político/periodístico y social en este accidente. Tanto que ya ni siquiera podría tolerar una sola campaña más para donar sangre. Así como está en los argentinos hacer desastres cada vez que podemos, también está el altruismo en tiempos de catástofre cuando en realidad somos una mierda los 365 días del año en los que no pasa nada (salvo por supuesto asaltos, robos y demás en esos casos nadie se detiene a considerar nada)

    Eso con respecto a lo que yo pienso del accidente.

    Lo que pienso de tu post: ME ENCANTÓ. Muy realista, y no tan "z" (para que nadie se ofenda jajaja) como hubiera creído jajaja y además la forma en la que lo escribiste, demasiado transparente, sin pedir disculpas por la opinión, agresivo, directo, concreto... naa te fuiste de mambo, me saco el sombrero ;)

    un 10 para mi :D

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